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Franciscano de agudeza singular en sus exposiciones y escritos, hasta merecer de sus contemporáneos el calificativo de "Doctor Invencibilis" por su capacidad polémica (en latín, invencible) y "Venerabilis Inceptor" (iniciador, en latín) por su audacia y su actitud puritana.
Había nacido en Surrey, Inglaterra. Su nombre de Ockham, en latín Occam, recuerda al franciscano que estudió y luego fue docente en la Universidad de Oxford desde 1309 hasta 1319, más que al rebelde y excomulgado calumniador del Papado y defensor del Emperador.
En lo filosófico fue crítico, conceptualista más que nominalista, antitomista y antiescotista, lo cual significa que fue vitalista e independiente de criterio. En lo franciscano, se integró en la tendencia mística de la Orden con el Superior General Miguel de Cesena, paladín de una reforma utópica entre los franciscanos y acerbo criticó a la Curia Romana.
Llamado a Roma por el papa Juan XXII para justificar sus enseñanzas, quedó en arresto en un convento de Aviñón desde 1324 hasta 1328, mientras se examinaban sus escritos. Logró evadirse y huyó a Munich en 1328, protegido por el emperador Luis de Babiera.
Excomulgado por el Papa, se dedicó a combatir al pontificado, so pretexto de defender la auténtica pobreza franciscana, y a defender al Emperador, a quien había dicho, según la leyenda: "Emperador, defiéndeme con la espada y yo te defenderé con la pluma".
Intentó en los últimos meses de su vida una reconciliación con el Clemente VI y con el nuevo Superior, a quien devolvió el sello de la Orden que tenía en su poder, así como que se le levantaran las censuras que sobre él pensaban. Pero murió antes de lograr ambos objetivos.
Entre sus obras figuran las "Obras de Oxford" y diversos escritos sutiles como "Comentarios a las sentencias", "Comentarios sobre la lógica de Aristóteles", y "Sobre la Filosofía natural", en el terreno filosófico. En el teológico escribió "Sobre el sacramento del altar" y "Centiloquio teológico", entre otras obras.
Y luego escribió diversas diatribas antipontificias como "Diálogo entre maestro y discípulo sobre el poder del Pontífice y del Emperador", "De los dogmas del Papa Juan XXII” y "Los errores del Papa Juan XXII". En estos escritos daba la primacía al poder civil sobre el religioso en diversas competencias y abrió el camino de las posturas radicales de Wicleff, de Juan de Huss, de Calvino y de Lutero.
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